Walter White (Bryan Cranston) es un frustrado profesor de química en un instituto, padre de un joven discapacitado y con una mujer (Anna Gunn) embarazada. Walt, además, trabaja en un lavadero de vehículos por las tardes. Cuando le diagnostican un cáncer pulmonar terminal se plantea qué pasará con su familia cuando él muera. En una redada de la DEA, a la cual fue invitado por el agente Hank Schrader, su cuñado (Dean Norris), reconoce a un antiguo alumno suyo, Jesse Pinkman (Aaron Paul), a quien contacta para fabricar y vender metanfetamina y así asegurar el bienestar económico de su familia. Pero el acercamiento al mundo de las drogas y el trato con traficantes y mafiosos contamina la personalidad de Walter, el cual va abandonando poco a poco su personalidad recta y predecible para convertirse en alguien sin demasiados escrúpulos cuando se trata de conseguir lo que quiere.